¿Cómo nace la célula de carga de compresión CBL 250-12500?
Desde el mecanizado de la pieza de acero hasta su embalaje y expedición, pasando por el pegado con adhesivo de las galgas extensiométricas, el cableado, la calibración y el ensayo…estas son todas las fases del proceso de fabricación para convertir un simple cilindro de acero en el componente más importante del sistema de pesaje.
La fabricación de la célula de carga empieza en el taller mecánico al que llegan las barras de acero inoxidable 17-4 PH para su mecanizado.
Por su elasticidad y su dureza, el acero inoxidable 17-4 PH es un material especialmente adecuado para las células de carga.
En efecto, utilizado junto con las galgas extensimétricas correctas, el error en el ciclo de histéresis es muy reducido.
Esta característica le permite mantener un comportamiento elástico también con fuerzas muy elevadas: se deforma al aplicarle una carga y luego vuelve a su condición inicial al retirar la misma.
Todas las barras se comprueban con una maquinaria de ultrasonidospara detectar posibles imperfecciones del acero, luego en cada una se indican el diámetro y el número de colada para facilitar la trazabilidad del lote.
La barra se corta en cilindros que se controlan uno por uno para asegurarse de que no presenten fisuras.
Las fisuras, a menudo invisibles al ojo humano, pueden crear problemas durante el posterior mecanizado de la célula de carga o su funcionamento.
Una vez superados los controles, el cilindro se mecaniza en 3 fases: dos se realizan en el torno y una en la fresadora.
La parte mecánica de la célula de carga está lista para pasar al mecanizado siguiente.
Una vez llegado del talle, el cuerpo en bruto de la célula de carga se somete a la primera comprobación mecánica.
Con un calibro periódicamente certificado, el operario controla que las cotas se encuentren dentro de las tolerancias indicadas en el plano, conforme al proyecto.
Para eliminar todo rastro de impurezas, la pieza se lava una primera vez con una emulsión desengrasante a una temperatura de 50°C durante 40 minutos.
Es el primero de los lavados que se somete la célula de carga, que se va a limpiar al menos 4 veces más.
Por último, todas las piezas limpias se secan a mano una por una.
El tratamento térmico del envejecimiento sirve para eliminar las tensiones del material y obtener la dureza deseada de la célula, mejorando su elasticidad.
Con el envejecimiento se entra en una fase crucial de la fabricación de las células de carga.
Las células de carga se introducen por lote en el horno, mientras el panel de control supervisa la operación y prepara un gráfico y un certificado correspondiente al tratamiente térmico realizado.
Los hornos industriales utilizados para este tratamiento pueden ser de dos tipos: de aire o de mufla.
El horno de aire funciona por ventilación, mientras que el de mufla utiliza resistencias en espiral para producir calor.
Para células de carga especiales (como las certificadas OIML R 60), el tratamiento térmico prevé otro paso antes del envejecimiento: el temple.
Durante el temple la célula es tratada a 1050°C en un horno industrial de alto vacío y luego se enfría a -80°C en un horno criogénico.
El horno de alto vacío evita que la célula de carga se deforme, mientras que con el choque térmico en horno criogénico se relajan totalmente las tensiones del acero inoxidable 17-4 PH, para que la célula sea aún más precisa y lineal.
Esta fase previa al envejecimiento se realiza con la pieza en bruto antes de su mecanizado para eliminar toda tensión presente en el interior de la célula de carga.
Tras el tratamiento térmico, la célula de carga se somete a pulido y arenado.
La superficie se cepilla con una pasta abrasiva y se pule para reducir la rugosidad de la célula y evitar el depósito de materiales y facilitar su limpieza.
Con la ayuda de una máquina de chorro de arena, el operario nebuliza microesferas de cristal a la superficie de la célula para volverla porosa.
Las CBL 250-12500 se pulen en el exterior y se les aplica el arenado sólo en la parte interior, así gracias a la porosidad de la superficie obtenida con el proceso de arenado, la galgas extensiométricas se adhieren mejor al cuerpo de la célula.
Por último, la célula de carga se lava de nuevo a 50°C para eliminar todo rastro de arena, microesferas y grasa de la pasta abrasiva.
Una vez finalizado el lavado, las células de carga se apilan colocando un disco de silicona entre una y otra. Esto sirve para evitar roces o daños durante las fases siguientes del ciclo productivo.
La célula de carga se lleva al laboratorio, donde se somete a dos controles: el dimensional y el de planicidad.
El control dimensional se realiza con los calibres que a su vez se calibran con patrones Johansson.
¿Qué son los patrones Johansson?
Los también llamados "bloques patrón longitudinales" son paralelepípedos de acero magnético de espesor variable (de 0,01 a 10 mm) mecanizados para obtener 2 caras perfectamente paralelas.
Al hacer adherir entre sí mediante roce varios patrones de distinto valor nominal, se pueden comprobar los calibres utilizados para medir los espesores de las membranas de las células de carga.
Los patrones Johansson tienen una vita útil limitada. Por lo tanto, deben revisarse periódicamente para conseguir una nueva certificación, o bien reemplazarlos por otros nuevos.
Para controlar la planicidad, se coloca la célula de carga sobre una superficie perfectamente plana y con los dedos se ejerce una fuerza sobre la misma.
Si la célula se mueve, significa que la corona de apoyo no es perfectamente plana y la célula se desecha. En efecto, es esencial que se quede inmóvil porque de lo contrario no podrá funcionar correctamente.
Tras el pulido y los controles mecánicos, se comprueba el grado de dureza de la célula de carga.
El control se realiza por muestreo sobre aproximadamente el 10% de las piezas, siendo suficiente para garantizar que todo el lote cumple los parámetros solicitados.
Para esta prueba el operario utiliza un durómetro, es decir una máquina con un elemento penetrante que mide el grado de dureza que presenta el metal después del tratamiento térmico de envejecimiento y confirma que el parámetro medido sea correcto.
Para la comprobación se pueden utilizar distintos métodos y escalas. El más adecuado se elige dependiendo de la forma y material del elemento penetrante y de las fuerzas de precarga y carga aplicadas.
En este caso la escala elegida es HRC (Hardness Rockwell Cone), utilizada para las piezas de acero templado.
La célula de carga está lista para el grabado de los ejes y el marcado.
Tanto el grabado como el marcado se realizan con un marcador láser que puede grabar cualquier material, con un resultado extremamente limpio y preciso.
La fase del grabado es fundamental.
Siguiendo las indicaciones del plano proporcionado por el proyectista mecánico, se graban en el interior del alojamiento de la célula de carga los ejes que durante la fase de pegado con adhesivo indican al operario dónde deben colocarse con precisión las galgas extensiométricas.
El marcador se desplaza de una célula a otra y graba en cada una la etiqueta correspondiente con los datos de placa que garantizan su total trazabilidad.
Una vez finalizados todos los controles mecánicos, la célula de carga se lava de nuevo.
Esta vez se utiliza una lavadora industrial por ultrasonidos, para asegurar su desengrase total.
El operario introduce unos 10 kg de células en una cesta y la sumerge en agua a una temperadura de 70°C. Las células de carga se someten a una serie de ultrasonidos a 70 Hz durante 2-5 minutos y posteriormente se aclaran.
Tras el lavado, la diferencia entre pulido y arenado es clara y evidente.
La superficie de la célula de carga pulida es lisa, por lo que el agua resbala inmediatamente; la de la célula arenada es porosa y retiene el agua, que tarda más tiempo en evaporar.
La galga extensiométrica es una pequeña rejilla de hilos de constantán (una aleación binaria de vobre y níquel) y es el elemento sensible de medición de la célula de carga.
Pegada en el interior del alojamiento de la célula, se deforma igual que la superficie de la célula.
Al deformarse, se produce una variación de resistencia, y por lo tanto de señal eléctrica, proporcional a la fuerza aplicada a la célula.
Estas variaciones se miden gracias a la realización de un circuito de puente de Wheatstone.
El puente conecta varias galgas extensiométricas entre sí por medio de hilos eléctricos y una placa de circuito impreso (Printed Circuit Board - PCB) que permiten detectar el alcance de la deformación como variación de señal eléctrica expresada en mV/V (milivoltios er voltio).
La célula de carga pasa entonces al departamento donde se realiza la tarea más delicada. Aquí técnicos expertos y especializados seleccionan, colocan y pegan con cuidado artesanal las galgas extensiométricas.
En este departamento, todo se mantiene bajo el máximo control: la temperatura siempre está comprendida entre 20°C y 24°C, el nivel de humedad se mantiene constante y la ausencia de polvo es total.
Todo se controla minuciosamente, ya que nada debe afectar a la galga extensiométrica y su aislamiento.
Sin embargo, antes de realizar ed pegado con adhesivo, hay que limpiar una vez más la célula de carga.
El técnico realiza la limpieza manualmente con dos productos: el acondicionador y el neutralizador.
El acondicionador es un compiesto de ácido fosfórico que corroe ligeramente la superficie de la célula y permite desengrasarla totalmente.
El técnico vierte una gota de acondicionador en el interior del alojamiento para limpiarlo a fondo, luego seca los residuos con gasas.
El neutralizador sirve para fijar la reacción química que el acondicionador ha puesto en marcha y crear las condiciones óptimas de limpieza para pegar las galgas extensiométricas.
Se aplica después del acondicionador y ayuda a asegurarse de que la célula de carga está perfectamente limpia: en efecto, si la aplicación del acondicionador ha sido eficaz, la gota de neutralizador se extiende inmediatamente por la superficie del alojamiento.
El técnico puede entonces realizar el pegado con adhesivo.
Esta es la fase más importante de la fabricación de la célula de carga.
La precisión del pegado, realizado a mano por operarios muy expertos, garantiza la excelente prestación de la célula en términos de repetibilidad, linealidad y error combinado.
Primero el operario desembala las galgas extensiométricas, las coloca en fila sobre una superficie de vidrio y las cubre con cinta adhesiva Mylar, resistente a altas temperaduras.
Posteriormente aplica el adhesivo en un lado, después también en el interior del alojamiento en los puntos ya trazados con marcador láser.
Hay que esperar entonces 4-5 minutos para que evaporen totalmente los disolventes que contiene el adhesivo, así la aderencia de la galga extensiométrica al cuerpo de la célula de carga es perfecta.
Por último, el operario apoya con precisión las galgas extensiométricas sobre la célula siguiendo como referencia las pequeñas flechas en los lados de su rejilla y las marcas del dibujo extensiométrico.
Una vez pegadas, las protege con una tira de cinta Mylar sobre la cual se colocan, por este orden:
El operario agrupa las células en un recipiente especial de presión y, con una llave dinamométrica, aprieta con el par correcto el tornillo que se encuentra en la cabeza.
Esta operación le permite conocer y controlar la fuerza de cierre aplicada, evitando dañar las galgas extensiométricas y modificar el 0 de la célula de carga.
El conjunto de células se introduce en el hormo a 175°C. De este modo el adhesivo evapora y la presión ejercida por el recipiente convierte a le célula y la galga extensiométrica en un único cuerpo indisoluble.
Tras pegar las galgas extensiométricas, se realiza el cableado de la célula de carga.
El operario retira primero las protecciones y la cinta Mylar de las galgas extensiométricas y comprueba que estén perfectamente adheridas al cuerpo de la célula.
Luego deposita unos puntos de estaño en las superficies de soldadura de las galgas extensiométricas para conectar los hilos eléctricos y realizar el cableado.
Para cada punto de estaño conecta un hilo y limpia la galga extensiométrica para eliminar posibles residuos del estañado.
Esta operación se realiza en todas las 4 galgas extensiométricas.
El operario puede entonces conectar los hilos al circuito impreso PCB expresamente diseñado para la célula de carga CBL y crear el puente de Wheatstone.
Tras realizar las conexiones, introduce en la célula un cable eléctrico de 6 conductores y coloca un trocito de funda termorretráctil entre el cuerpo mecánico y el cable apantallado, para evitar el contacto con la célula.
El cable de 6 hilos funciona por pares:
Como último paso, el operario coloca en paralelo las resistencias que permiten compensar las variaciones mínimas de módulo élastico debido a los cambios de temperatura.
Una vez completado el cableado, realiza los últimos controles.
La prueba de calibración sirve para medir la respuesta de la célula en 10 puntos de subida y 10 de bajada y los valores medidos se expresan en mV/V.
La respuesta de una célula de carga siempre debe ser directamente proporcional, es decir lineal, a la carga aplicada (de 0 a su capacidad máxima).
La máquina electromecánica (que en otros casos puede ser hidráulica o de pesos directos) aplica a la célula una fuerza correspondiente a su capacidad máxima y la compara con una célula mustra certificada, llamada "célula de carga primaria".
Al final del ensayo la máquina emite un informe que indica al operario los valores de resistencia para realizar el balance en cero y la calibración de la sensibilidad de la célula de carga.
El balance en cero (o "cero célula") es el valor que muestra la célula de carga cuando no se ejerce ninguna fuerza sobre la misma, es decir está descargada.
Para ello, el operario coloca en el circuito impreso PCB las resistencias en paralelo que permiten realizar el balance del puente de Wheatstone.
La sensibilidad, que se expresa en mV/V, es el valor que la células de carga muestra cuando se aplica la carga máxima, dividida por la tensión de alimentación.
Se calibra también la sensibilidad, utilizando las resistencias. Según el valor resultante de la prueba de calibración, el operario agrega las resistencias necesarias para corregir la célula de carga hasta conseguir el valor correcto de salida (2 mV/V±0,0200)
La célula de carga se coloca en cámara climática, donde se realiza el ensayo a temperatura para la compensación de deriva térmica de 0.
Cada ciclo de ensayo térmico dura unas 6/8 horas y se realiza midiendo el cero de la célula de carga una temperatura de +20°C, -10°C, +50°C y por último de nuevo +20°C.
Gracias a un algoritmo, el software de la cámara climática calcula el valor de las resistencias que el operario debe introducir en el circuito impreso PCB para que la célula mida el mismo valor de cero tanto a una temperatura de -10°C, como a +50°C.
En el caso de las células de carga CBL, para activar las resistencias necesarias, la compensación térmica de cero se realiza efectuando unas interrupciones directamenteen las pistas del PCB.
Tras activar las resistencias, la célula se comprueba de nuevo con la máquina electromecánica para el ensayo definitivo y por fin está lista para la aplicación de resina.
En la primera fase de la aplicación se coloca la célula sopre un costado y se vierte la resina epoxi sobre la entrada del cable ya soldado al circuito impreso PCB en fase de cableado.
La resina debe secar durante al menos 8 horas para que endurezca e se vuelva indestructible y asegurar la estanqueidad del prensacable, para que no se filtren ni agua ni humedad.
En la segunda fase de la aplicación, la célula de carga se coloca plana y se vierte la resina en el interior del alojamiento hasta sumergir totalmente las galgas extensiométricas, los hilos y el circuito impreso PCB.
Aunque la resina utilizada en el interior del alojamiento sea más suave y elástica que la empleada para el prensacable para permitir la deformación mecánica necesaria, los componentes se quedan totalmente sujetos y protegidos contra infiltraciones y daños causados por posibles vibraciones.
Cuando la resina está seca, el operario coloca la tapa de protección y la ecaja en el alojamiento de la célula de carga.
La tapa está expresamente diseñada para todo tipo de célula de carga y está hecha a medida con material elástico para no afectar en modo alguno las prestaciones de la célula en términos de error combinado, repetibilidad y linealidad.
El operario coloca la célula de carga en la máquina soldadora de 4 ejes y suelda la tapa con láser.
La máquina realiza un primer paso de soldadura por puntos, luego realiza una primera soldadura en sentido horario y una segunda en sentido antihorario para completarla y garantizar su perfección y la estanqueidad del grado de protección IP68/IP69K.
La soldadura por láser es de mayor calidad, menos invasiva y sin ninguna aportación de material. En efecto, el láser no calienta el metal como ocurre con la soldadura TIG (Tungsten Inert Gas) que es más espesa y superficial.
Durante esta operación se controlan constantemente el correcto funcionamiento de la célula de carga y su cero.
Al mismo tiempo, en la pantalla de la máquina se proyecta la imagen de la célula ampliada 10 veces, para que el operario pueda controlar de la mejor forma posible el avance y la correcta relización de la soldadura.
El ensayo es la última prueba antes del embalaje y la expedición de la célula de carga.
Se verifican especialmente las características eléctricas básicas de la célula, para detectar los fallos y defectos más evidentes.
La máquina utilizada está integrada por un multímetro digital y una matriz de relé que varía las conexiones dependiendo del parámetro a ensayar.
El operario escanea el código de barras de la célula de carga para registrarla en el software y la conecta a la máquina a través de conectores de cocodrilo, uno por cada hilo.
Por último, inicia el software que recoge:
Inicia la prueba.
La máquina revisa:
Si el software detecta que todos los valores se encuentran dentro de los parámetros, la prueba finaliza con éxito.
Al final de cada prueba, también se realiza una verificación manual. El operario ejerce presión con las manos en la célula de carga y comprueba que el valor del multímetro varíe por efecto de la fuerza aplicada.
El cerificado de ensayo está listo para imprimir y se adjunta a la célula de carga. Incluye sus datos y los valores de las características técnicas verificadas.
La célula de carga ya está lista para su embalaje y expedición.
El operario envía el pedido al almacén, teniendo especial cuidado de que el número de serie comunicado sea el mismo que se encuentra en la célula recién ensayada.
El almanecero saca la célula de carga de su caja y la coloca en un embalaje especial provisto de un sistema de protección con bloqueo.
Está integrado por cartón y una fina película de alta resistencia que se puede desechar con el papel, siendo así totalmente reciclable.
¿Cómo funciona el sistema de bloqueo?
Al doblar los dos extremos del cartón, la película se tensa y envuelve totalmente la célula, asegurando su perfecta estabilidad sin necesidad de añadir otros materiales de relleno.
La célula de carga no se mueve y está protegida contra posibles impactos durante el transporte.
El almanecero prepara el invío volviendo a colocar la célula en su caja junto con el certificado de ensayo.
En realidad, la superficie en la que se prepara el bulto es una plataforma de pesaje con muchas bolitas que facilitan el deslizamiento del embalaje por el carro.
Gracias a su plataforma, se pesa el bulto durante su preparación y el indicador de peso WLIGHT muestra y registra su peso.
El almanecero puede entonces sellarlo, aplicar el documento de transporte que identifica su contenido y su destino y, por último, enviarlo.
Células de carga de compresión